Junto a mi caparazón.
Al entrar es obligatorio descalzarse y dejar los sentimientos en una taquilla.
Es todo relajación y respiro tranquila. Sin nada más de lo que preocuparme.
Y, ¡zas!
Hasta que te hablan, te preguntan, y te obligan a bajar...
Y ahí empiezan de nuevo las taquicardias de emociones.
Emociones debatiéndose en duelo a muerte. Una muerte que siempre queda en empate.
0 - 0, como yo.
Cuando días atrás pensaba en respiración entrecortada no sabia que me iba a referir a no poder respirar, a no calmarme, relajarme...
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