martes, 18 de diciembre de 2012

“¿Por qué olerá aún mi habitación a ti?, persiste, y yo te echo de menos. “


Aquellos días fueron especiales.
Fuimos viento, aire, los rayos del sol y tantas cosas que se dicen enamorados, pero también fuimos la arena pegajosa de la playa a la que solíamos ir los domingos y las hojas que se caen al llegar el otoño… Eso era lo bueno, éramos todo y nada, más todo, como todas las peleas y todas las reconciliaciones. Eso es lo malo, que quisimos todo, de golpe y nos chocamos, como se chocan los pájaros contra los cristales de los rascacielos que tan limpios están, y explotamos como las pompas en la pared y los techos…
Y ya no me quisiste más. Y yo recordando a cada segundo como me acariciabas la espalda.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Paula.

Si una cosa es cierta es que las grandes personas, por pequeñas que sean, que se "han ido" día tras día siguen contigo, porque son y fueron importantes. Y tú lo eres, no solo para mí, sino para tus amigas, tus familiares y a esa gente que te ganaste en ese tiempo malo.
Y yo sigo cantándote la sirenita en la replaceta de atrás, y tú sigues siendo igual de llorona. 
Que rápido pasa el tiempo.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Querido Diciembre,


Querido Diciembre,
Siempre has sido un mes agridulce, y este año ni iba a ser menos (lo sé).
Fuiste y serás una época de más pérdidas que ganancias, y no hablo de dinero precisamente. Me has dejado tirada tantas veces que ya ni te las tengo en cuenta, y a pesar de todo sigues siendo mi mes favorito.
Hoy recuerdo todo lo que te has llevado, a todas las personas que han sido parte de mi vida y esa vida se la han llevado, y otras tantas que quisieron irse por voluntad propia.
Aún así sonrió al saber que es diciembre: invierno, frio, guantes, gorros, y ¿Por qué?
¿Por mi cumpleaños?
¿Por qué yo nunca pierdo la esperanza?
¿Por qué no pienso que los recuerdos sean malos, ni lo más tristes?
Será eso último sobretodo.
Estamos en época de recordar. De tener las manos frías como el hielo, la nariz tan roja que te duele, y el corazón caliente.
Este año te miro con otra cara, Diciembre de mis amores.
Este año no me voy a dedicar a estar contigo, con tu frió y tus luces navideñas, con tus árboles de navidad que hace ya tantos años que no quiero poner. Este año se lo dedico a las personas que han entrado en mi vida, empezando por Olga junior, no se lo digas a nadie pero es mi tesoro lleno de felicidad.
Con esto quiero decir, Diciembre, que al terminar no voy a sentirme mal por no hacer lo que yo he querido en cada momento, esta vez gano yo.

Y por ti, ojos verdes, sigo matando monstruos por ti, día y noche. 

Tiempo al tiempo, ron al ron.


¿Y cuando se tiene la sensación de que todo sale mal?
¿Qué me decís a eso?
Cuando intentas estudiar, para no aprobar, dibujas y no te sale.
Y de pronto suena tu canción favorita, y ni eso te sirve…
Y luego están tus ojos verdes, esos que me tranquilizan y a los que no puedo ver… y tu voz, que me llama en mitad de la noche para recordarme que queda un día menos para vernos.
Por eso te quiero, imbécil.
Pero sigo sin acostumbrarme y te busco en otros ojos, solo que los azules no me gustan… y me siento mal, porque sigue sin salirme nada, y se me amontonan los pensamientos que no salen por ningún lado.
¿Y el relax de casa? Eso ni existe.
Si tan solo pudiera hacerme invisible durante unas horas, sin ruidos o leer hasta dormirme.. ¡Ay si pudiera dormir! Lo que daría por echarme aquí mismo, en el sofá incomodo del salón, y dormirme un rato.
Que de sueños se vive, y yo hace mucho que ni sueño.

Tiempo al tiempo, ron al ron.
Pero mientras, yo me quedo con tu voz, que eso no me falla nunca.