Querido Diciembre,
Siempre has sido un mes
agridulce, y este año ni iba a ser menos (lo sé).
Fuiste y serás una época de más pérdidas
que ganancias, y no hablo de dinero precisamente. Me has dejado tirada tantas
veces que ya ni te las tengo en cuenta, y a pesar de todo sigues siendo mi mes
favorito.
Hoy recuerdo todo lo que te has
llevado, a todas las personas que han sido parte de mi vida y esa vida se la han
llevado, y otras tantas que quisieron irse por voluntad propia.
Aún así sonrió al saber que es
diciembre: invierno, frio, guantes, gorros, y ¿Por qué?
¿Por mi cumpleaños?
¿Por qué yo nunca pierdo la esperanza?
¿Por qué no pienso que los
recuerdos sean malos, ni lo más tristes?
Será eso último sobretodo.
Estamos en época de recordar. De
tener las manos frías como el hielo, la nariz tan roja que te duele, y el
corazón caliente.
Este año te miro con otra cara,
Diciembre de mis amores.
Este año no me voy a dedicar a
estar contigo, con tu frió y tus luces navideñas, con tus árboles de navidad
que hace ya tantos años que no quiero poner. Este año se lo dedico a las
personas que han entrado en mi vida, empezando por Olga junior, no se lo digas
a nadie pero es mi tesoro lleno de felicidad.
Con esto quiero decir,
Diciembre, que al terminar no voy a sentirme mal por no hacer lo que yo he
querido en cada momento, esta vez gano yo.
Y por ti, ojos verdes, sigo
matando monstruos por ti, día y noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario