sábado, 11 de mayo de 2013

24 horas despierta.

Tengo la cabeza colapsada.

Tras veinticuatro horas despiertas, una conversación cargada de sentimientos y casi tres horas de sueño llego a la conclusión de que estoy colapsada.
Es impotente no ser capaz de centrarme en nada, y que ninguna actividad te llene las horas.
Dar vueltas en la cama.
Echarte de menos, una vez más.
No tener una fecha fija en la que basarme, ni hacer cuentas atrás.
Y una vez más me quedo sin palabras.

Tiempo.

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