jueves, 26 de mayo de 2011

A esto llamo yo encanto

De lejos no eres más que una mirada. Esa mirada que se va intensificando conforme me acerco. ¿Y por qué siempre tengo que ser yo? Parece que te busco, y allá donde vaya estás. Echo de menos no verte por la calle. Te veo, paso por tu lado y me congelo. Congelas mi mirada, mi sonrisa... Me congelas. ¿Nunca podré saludar? Si te miro a los ojos siento que mi corazón, extrañamente, palpita demasiado rápido. Esto no puede ocurrir de nuevo. ¿Sabes lo más gracioso? Que te esquivo, que intento no mirarte, no pensarte, no sentirme mal cuando paso sin saludar. ¿Sabes qué pasa luego? Que me choco con mis pensamientos, te pienso a mi lado, te miro sin poder apartar la mirada de esos ojos tan intensos. Si supieras lo que me enloquece no tenerlos siempre pendientes de mi. Como los míos lo están de ti. Pasar los días viendo tus fotos… como me gustaría ser yo las que las hiciera. Un museo para cada una de tus sonrisas. La de “hola” “hasta luego” “me gustaría besarte”… Será que me toca esperar. Pero es de necias hacerse ilusiones. ¿Te has visto? ¿Me has visto? No hay nada en común... ni tú ni tu manera de ver la vida. Como me gustaría que me regalaras cada día la sonrisa de “calla y bésame tonta”. Pues eso que, a lo mejor, eres más importante de lo que crees.
Es por culpa de tu encanto.

No hay comentarios: