sábado, 19 de enero de 2013

Mojigato, concentración.


Y ahí estás tú como si nada.
A lo lejos.
Como si de una desconocida se tratase.
Y de pronto, intentando evitarlo, imágenes se me amontonan en la cabeza.
No sé cómo hacer para olvidarme de ti.
No fuimos nada, no amigos.
Pero en cambio significaste tanto.
Desde la primera sonrisa, hasta la última bocanada.
Aún apareces en mis sueños. Un año después.
Eres el fantasma de lo ireal, lo que nunca tendré y siempre he querido.
Aún recuerdo tu último masaje, en realidad el primero, en el sofá, mi estrés, tu paciencia, y tus manos mágicas.
Hiciste olvidar todos mis problemas.
No debería pensar en tu sonrisa.
Intento olvidar ese día y esa noche.
Y me salvaste.
Como un pájaro alzando el vuelo cuando el gato le acecha.
Echo de menos esas manos..
Y el abrazo de despedida.
Eso es lo que me queda, un mero abrazo de despedida.
Profesor en sonrisas, experto en salir mal en las fotos.

No hay comentarios: