Y ahí
estás tú como si nada.
A lo
lejos.
Como si
de una desconocida se tratase.
Y de
pronto, intentando evitarlo, imágenes se me amontonan en la cabeza.
No sé
cómo hacer para olvidarme de ti.
No
fuimos nada, no amigos.
Pero en
cambio significaste tanto.
Desde
la primera sonrisa, hasta la última bocanada.
Aún
apareces en mis sueños. Un año después.
Eres el
fantasma de lo ireal, lo que nunca tendré y siempre he querido.
Aún
recuerdo tu último masaje, en realidad el primero, en el sofá, mi estrés, tu
paciencia, y tus manos mágicas.
Hiciste
olvidar todos mis problemas.
No
debería pensar en tu sonrisa.
Intento
olvidar ese día y esa noche.
Y me
salvaste.
Como un
pájaro alzando el vuelo cuando el gato le acecha.
Echo de
menos esas manos..
Y el
abrazo de despedida.
Eso es
lo que me queda, un mero abrazo de despedida.
Profesor
en sonrisas, experto en salir mal en las fotos.
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