Aquella pareja del banco de enfrente me recuerda a cuando nos comíamos en todas las esquina de la ciudad y de allá dónde fuéramos.
¿Dónde quedaron esos días?
Ahora miro a mi alrededor y solo veo idas y venidas. A mí sola en esta parada rodeada de gente que no significan nada y a la chica de mi lado que ríe tan alto.
A veces tengo la sensación de que llevo demasiado tiempo despidiéndome...de ti, de ellas, de mis ganas.
Las lágrimas pueden quemar como si fueran fuego.
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