Te vas como se van los pájaros huyendo de los niños en las plazas volando, sin mirar atrás.
Juras que volverás y que no hay nada más importante que mi sonrisa.
Pero me cuesta sonreír.
Eres ese punto inflexible del todo o nada que me corta la respiración a cada palabra malhumorada, a cada beso.
Es como el primer día, sigues girando mi vida una y otra vez.
Una y otra vez.
Y me besas por la espalda para que no me entere de que vuelves a desaparecer
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