“¿Alguna vez habéis querido a alguien incluso
sin conocerla?
Pues bien, a la futura hermanilla de esta pequeñaja la quiero, muchísimo (es más) y lo más tierno que pueda ocurrir dentro de una barriguita es que al darle un beso, se mueva dándose a conocer”
Pues bien, a la futura hermanilla de esta pequeñaja la quiero, muchísimo (es más) y lo más tierno que pueda ocurrir dentro de una barriguita es que al darle un beso, se mueva dándose a conocer”
Hace un tiempo esto
era lo que me rondaba la cabeza. Repetitivo pero cierto: nunca me han gustado
las despedidas, y ahora me doy cuenta que despedirse de una pequeñaja que ni ha
llegado a “existir” propiamente dicho me duele muchísimo más aún.
Buah, cuánto tiempo
sin escribir, y cuanto tiempo sin temblar de esta manera…
Guarda toda la mini
rompa comprada, nada de zapatitos en miniatura a los que siempre comento que me
los quiero quedar de llavero…nada, ya nada.
Sólo ha pasado una vez, aparte de esta, mi
madre llorando. La persona más fuerte que conozco llorando… se derrumban mis
pilaresPero me quedo con esta pequeña:
Ella
sí que alegra mis días cuando me habla en su idioma mono por teléfono o me
despierta a gritos. Cuando me la cruzo por la escalera y grita como una loca:
titaaaaaaaaaaaaaaa. Jugar a hacer castillos o hacerle pompas (y que ella
también lo intente tragándose el líquido jiji)
¿Ella?
No sabéis la suerte que tengo.
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